miércoles, 28 de abril de 2010

Carta de Germán Pomares Herrera a Carlos Mejía Godoy.

Señor Carlos Mejía GodoyLe escuche decir que la prohibición de usar su música es para las tarimas enfloradas, como si esas tarimas representasen a dos personas, no los representan, ni a nosotros ese 38% que dicen somos una manada de borregos, iletrados, de cerebros lavados, incapaces de dar un paso sin autorización.
Sus canciones eran -porque usted ha querido que así ya no sea- la música con la cual recordábamos a mi madre, a mis tíos; Carlos, Dionisio y Ronald, muertos antes de sus 24 años por la libertad de ésta nuestra patria, era nuestra manera de rezarles, porque la iglesia les negó unas palabras por guerrilleros y comunistas.
Usted declara que las canciones sobre las gestas heroicas son suyas, por tanto cualquier acto de heroicidad le pertenece.
Me deja con el saco y la porción de tierra en donde los enterramos, les borra así de la memoria colectiva.
Ya no son mis muertos, son sus muertos porque están en su música.
Ya no es mi Julia la traicionada por su mejor amigo, entregada a la guardia y al fusilamiento.
Ya no es mi Carlos amarrado con alambre de púas y arrastrado por el pueblo con los perros siguiendo el jeep para atrapar en el aire los pedazos de carne.
Ya no es mi Dionisio llamando a mi abuela "ay mamá... ay mamá".
Es usted quien levanta a Ronald y lo limpia con sus lágrimas para ver con sus ojos de padre el rostro de su niño muerto.
Mis muertos Carlos Mejía, por un asuntos de derechos de autor, le pertenecen.
Nosotros cargamos esa ausencia, en mitad de la noche esperamos sus recuerdos agigantados.
Usted cobrará por nuestro dolor.
Nosotros hemos de sentirnos; desdichados.

Germán Pomares Herrera(**) El autor es hijo del Héroe Sandinista, Comandante Germán Pomares Ordoñez, caído en combate en Jinotega, el 24 de mayo de 1979, y de Julia Herrera, asesinada por la guardia somocista en El Sauce, el 2 de agosto de 1975

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